En el sur quiteño se escoge binomio guayaquileño 2012
“Como tal, la historia no es «sensata»: la historia no «tiene sentido». La historia es el campo… en el que emerge el sentido” C. Castoriadis
La realidad no deja de sorprendernos aunque siempre permite corroborar cómo el poder real influye en ella.
Escoger un compañero de fórmula de la misma ciudad, el mismo género y además boy scout muestra claramente a los espacios de poder del movimiento Alianza País (AP) y que por lo tanto ponen en cuestionamiento la amplitud del mismo.
La decisión del binomio marca la consolidación de un proyecto regional guayaquileño que perdió y seguirá perdiendo su carácter nacional con una clara ausencia de futuros líderes y menos aún lideresas para la sucesión.
Esta decisión desconoce la existencia de la mujer, de un país multiétnico y plurinacional de cuatro regiones geográficas. ¿Se repite el hecho de que algunos líderes prefieren rodearse de personas que no les hagan sombra para escuchar mejor las voces de sus ecos? como diría Galeano.
Al mirar las listas de candidatos y candidatas, se observa que algunas están encabezadas por mujeres y en medio de ellas conocidos futbolistas afroecuatorianos. ¿Cómo se escoge cuando una mujer encabeza la lista y por qué unas mujeres sí y otras no? ¿Qué criterio prima para elegir futbolistas y no dirigentes afro? ¿Se requieren concursos de belleza o tener éxito en el fútbol?
La elección del candidato a vicepresidente por AP es sobre todo una muestra más de la correlación interna de fuerzas al interior del gobierno, habrá que preguntarse ¿cómo algunos militantes “progresistas” justificarán esta decisión?
Lo que es cierto es que se pone aún más en evidencia que AP se mira como un club de Toby con decisiones androcéntricas en un movimiento no colectivo que no entiende la pertinencia de dar espacio real a las mujeres. En la militancia actual había algunas que podrían haberse perfilado a la vicepresidencia.
Se puede entender así el significado de la lealtad con quienes pertenecieron a algún club, el de Toby o el de los boy scouts; en este último en su origen sólo podían participar hombres y todos deben ser fieles a la ley del explorador.
Y ahora más que antes se puede comprender la realidad ecuatoriana desde la lógica guayaquileña que mira de lado a la Sierra y a Quito, pues en la costa hay más electores: ¿el fin justifica los medios?
Finalmente, se mantiene la tendencia que para gobernar por mayoría no hace falta el diálogo con las minorías como las étnicas que “tienen” que allanarse a una sola visión del país. Lamentable…